AJEDREZ ESCOLAR: ¿JUEGO O DEPORTE? – Parte 2.

Por Jorge Berguier y Carlos Cavallo*.

EL ALUMNO ES EL MISMO: ¿EL DEPORTE ES UNO SOLO?

Tanto es así, que comenzaron a haber problemas entre escuelas, a partir de alumnos que realizan actividades deportivas en clubes y que, representando a éstos, participan de actividades federativas.

Tener alumnos que se destaquen en alguna actividad, siempre es una fortaleza para las escuelas. Si un/a estudiante toca bien el piano, es común que se lo designe para hacerlo en los actos escolares, lo mismo si canta bien. Si pinta bien es común que engalane la escuela. Si es pródigo en la resolución de problemas matemáticos la representará en las olimpíadas Ñandú, etc., sin importar dónde haya adquirido estas habilidades.

Alumnos de toda Argentina «compitiendo» en el ENCUENTRO NACIONAL DE ESCUELAS PRIMARIAS.

Sin embargo, si es buen deportista, esto, en lugar de ser una fortaleza, notablemente se transforma en un problema. Porque pareciera que esto es una “ventaja antideportiva” respecto a otra escuela que no tiene estudiantes que practican deporte en los clubes.

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EL JUEGO Y EL AJEDREZ

UN BREVE RECORRIDO SOBRE EL JUEGO.

(Fragmento del Capítulo II; págs. 60 a 65. Libro «AJEDREZ ESCOLAR: indagaciones y perspectivas». Ed. Creativa 2017).

Pensadores clásicos como Platón y Aristóteles ya daban una gran importancia al aprender jugando, y animaban a los padres para que dieran a sus hijos juguetes que ayudaran a “formar sus mentes” para actividades futuras como adultos (Quintiliano -Siglo I- también recomendaba incluir juegos en la enseñanza).

Si bien mucho después en la Europa Medieval se retrajo el desarrollo de estos conceptos y mucho después aún el Positivismo trató al juego como algo inútil, aparecieron revalorizando el juego Montessori, Dewey, Froebel y Decroly (entre otros), impulsando pedagogías con fuertes componentes lúdicos.

En la segunda mitad del siglo XIX, aparecen las primeras teorías psicológicas sobre el juego. Spencer (1855) lo consideraba como el resultado de un exceso de energía acumulada. Mediante el juego se gastan las energías sobrantes (Teoría del excedente de energía). Lázarus (1883), por el contrario, sostenía que los individuos tienden a realizar actividades difíciles y trabajosas que producen fatiga, de las que descansan mediante otras actividades como el juego, que producen relajación (Teoría de la relajación). Por su parte Groos (1898, 1901) concibe el juego como un modo de ejercitar o practicar los instintos antes de que éstos estén completamente desarrollados. El juego consistiría en un ejercicio preparatorio para el desarrollo de funciones que son necesarias para la época adulta. El fin del juego es el juego mismo, realizar la actividad que produce placer (Teoría de la  práctica o del pre-ejercicio). Sigue leyendo