UN BREVE RECORRIDO SOBRE EL JUEGO.
(Fragmento del Capítulo II; págs. 60 a 65. Libro «AJEDREZ ESCOLAR: indagaciones y perspectivas». Ed. Creativa 2017).
Pensadores clásicos como Platón y Aristóteles ya daban una gran importancia al aprender jugando, y animaban a los padres para que dieran a sus hijos juguetes que ayudaran a “formar sus mentes” para actividades futuras como adultos (Quintiliano -Siglo I- también recomendaba incluir juegos en la enseñanza).
Si bien mucho después en la Europa Medieval se retrajo el desarrollo de estos conceptos y mucho después aún el Positivismo trató al juego como algo inútil, aparecieron revalorizando el juego Montessori, Dewey, Froebel y Decroly (entre otros), impulsando pedagogías con fuertes componentes lúdicos.
En la segunda mitad del siglo XIX, aparecen las primeras teorías psicológicas sobre el juego. Spencer (1855) lo consideraba como el resultado de un exceso de energía acumulada. Mediante el juego se gastan las energías sobrantes (Teoría del excedente de energía). Lázarus (1883), por el contrario, sostenía que los individuos tienden a realizar actividades difíciles y trabajosas que producen fatiga, de las que descansan mediante otras actividades como el juego, que producen relajación (Teoría de la relajación). Por su parte Groos (1898, 1901) concibe el juego como un modo de ejercitar o practicar los instintos antes de que éstos estén completamente desarrollados. El juego consistiría en un ejercicio preparatorio para el desarrollo de funciones que son necesarias para la época adulta. El fin del juego es el juego mismo, realizar la actividad que produce placer (Teoría de la práctica o del pre-ejercicio). Sigue leyendo